lunes, 31 de enero de 2011

caballos

Digenes Akritas se jacta de haber cortado en dos con su espada el caballo de la amazona Maximo (VI 760-763). Una mitad cayó con ella y la otra para el otro lado. Lo hizo como demostración de fuerza, para evitarle males mayores a su contrincante, que, por hábil y peligrosa que fuera combatiendo, no dejaba de ser una mujer ("pues es vergonzoso para un hombre no sólo dar muerte a una mujer, sino incluso combatir con ella"). Con el caballo, desde luego, Digenes Akritas y el poeta que recuerda sus hazañas tuvieron menos delicadeza. Cae partido en dos, y ya está. Como si fuera un objeto que nunca ha vivido. Un objeto inanimado antes y después de la herida. En la Tebaida de Estacio, cuando Eteocles aparta la rodilla para evitar la jabalina que le lanza Polinices, ésta va a clavarse en el flanco de su caballo, el cual, al momento, no siente la mano que lo guía, y, ya sin control, traza un círculo de sangre en la resplandeciente arena (“aruaque sanguineo scribit rutilantia gyro”, XI 514). Piadoso verso. Puede que esa piedad también le ayudara a Estacio a alcanzar el Paradiso.

5 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

Amén.

karmen blázquez dijo...

Me vienen a la cabeza, no sé por qué será...,pero es inevitable,otros piadosos versos, como si las feridas sonaran y sonaran sin tiempo:

"También mueren caballos en combate,
y lo hacen lentamente, pues reciben
flechazos imprecisos. Se desangran
con un noble y callado sufrimiento.
De sus ojos inmóviles se adueña
una distante y superior mirada,
y sus oídos sufren la agonía
furiosa y desmedida de los hombres."

a este poeta los caballos, le abrirán las puertas del paraíso

Un cordial saludo

Jesús Beades dijo...

Iba a apuntar lo mismo que Karmen. Desde que me familiaricé con ese poema, puse los ojos en una figura de bronce de casa de mi abuela, que era de mi abuelo, representando el busto de un caballo. Cuando lo herede, le grabaré el primer verso del poema.

Diego Clemén dijo...

A mí, como a Carmen y a Jesús, también se me vinieron tus versos de Europa a la cabeza.
Y me pregunté de nuevo por los caballos polacos en Mokra, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial...
Saludos.

julio martínez mesanza dijo...

Gracias a todos por acordaros de mis pobres caballos.