martes, 8 de febrero de 2011

tibulo

es arrastrado a la guerra: “Nunc ad bella trahor, et iam quis forsitan hostis / Haesura in nostro tela gerit latere” (I 10 13-14). Y quizá un enemigo lleva ya el dardo que acabará clavándose en su costado. Tibulo prefiere que vayan otros y se lo cuenten, por ejemplo, en una taberna: “Ut mihi potanti possit sua dicere facta / Miles et in mensa pingere castra mero” (I 10 31-32). Así, oyendo al soldado que se jacta de sus hazañas y dibuja con vino el campamento en la mesa. Tibulo, como muchos, odia la guerra, pero es de los pocos que no esconden su miedo.